(Charlas con los Lectores) ¿Por qué fantasía?
Hola a todos un día más.
Hoy voy a poner por escrito mi respuesta a algo que me preguntan a menudo: ¿Por qué fantasía? ¿Por qué no histórico o distópico?
Pues porque desde mi punto de vista, que crecí leyendo cosas cómo la "Ilíada" o "Las Mil y una Noches" que tenía en casa de mis padres junto a los los libros de Julio Verne, el "Ivanhoe", o "Las Rimas y Leyendas", entre muchos otros, antes de empezar a ir a la biblioteca municipal, el género fantástico no tiene esa menor consideración que otros le atribuyen.
Esa es la respuesta corta. Todavía la puedo desarrollar más añadiendo que el género fantástico me permite conjugar de forma creativa mis otras grandes aficiones que son la historia y la antropología sin tener que preocuparme por contradecir la imagen que el lector pueda tener del periodo histórico o cultura de la que yo tome elementos para mí narración.
Así sólo tengo que tener cuidado de no caer en incoherencias dentro de lo ya escrito sobre mi propia ambientación, lo cual ya empieza a pasarme, pues hay textos separados por veinte años de escritura.
Otro factor a tener en cuenta es lo elástico del género. No os penséis que todo lo que se escribe bajo su etiqueta es evasión, no. La torre de marfil no es lo bastante alta. La realidad tiene el morro muy fino y se filtra con frecuencia en lo que escribimos. Ahora estoy pensando en las críticas a la sociedad de consumo de M. Moorcock en "La Venganza de la Rosa" o en las reflexiones de R. A. Salvatore sobre la importancia del arraigo y la pertenencia a la sociedad. De éste autor merece que nos detengamos en el arco argumental de Wulfgar, personaje con el que aborda la problemática de los afectados por el síndrome de estrés postraumático y las dificultades que afrontan los veteranos de guerra a la hora de reincorporarse a la vida civil.
Luego tenemos la obra de Terry Prattchett a quien admiro profundamente por el humor e inteligencia con que supo abordar temas bien serios.
Yo mismo no me libro de este… ¿vicio?. Así, en el relato de "El Toro de Sombras" toco el tema de los abusos de la medicina deportiva. O en "La Amenaza bajo Esgembrer" Cornelia y Gilbert debaten sobre un gobierno más pendiente de asegurar su posición, que de atender sus obligaciones para con sus ciudadanos. Lo mismo que en "La Batalla de los Marjales" presento un caso de maltrato en el hogar.
No obstante, no es mi intención profundizar en estas inquietudes cuando escribo. Son realidades que están ahí y no rehúyo, pero intento mantenerlas como elementos adjetivos de la narración. No busco convencer a nadie, solamente aprovecho para expresarme y liberar presión en la sesera.
Algo parecido ocurre con temas como la inclusión de minorías, o la representación de colectivos LGTBI. Y ya que estoy en ello voy a clarificar mi postura.
Si habéis leído "Marduk y la Isla de los Cangrejos" habréis podido ver qué la tripulación del Delfín está integrada por marineros de diferentes puertos del Mar Interior. Desde mi punto de vista eso es lo normal. A ninguno se os escapará que el mundo que describo en esa novelette bebe del Mediterráneo mítico: Jasón, Odiseo, Gilgamesh, Eneas…
Próximamente |
Pues en mi cabeza, las culturas son bastante elásticas, sincréticas, proclives a copiarse las unas a las otras y mezclarse entre sí. Visto vaqueros, como hamburguesas y bebo Cocacola pero sigo sin ser estadounidense. Por supuesto, las interacciones entre ellas distan de ser siempre amistosas o justas. Tengo en mente también a Roger de Flor y su Compañía Catalana (entre sus integrantes los catalanes eran los menos) o a los hermanos Barbarroja, los célebres piratas berberiscos, hijos de un descendiente de guardia varego en Constantinopla y la hija de un pope griego.
Estudios recientes sobre los escandinavos de la Era Vikinga arrojaban una sorprendente variedad de orígenes genéticos que en épocas posteriores disminuía… Hombre, recorres toda Europa y cercanías, por ríos y mares, sea comerciando, sea saqueando, lo lógico es que haya intercambio genético por las buenas y por las malas. Luego dejas de comerciar con esclavos provenientes de puertos lejanos… muy sorprendente no debería haber sido.
Una cosa que me impactó cuando leí mis primeros cómics de Conan era la facilidad con que ponía en práctica aquello de "allá donde fueres, haz lo que vieres". Daba lo mismo Kush, que Shem, que las islas barachanas, que Zamora, se mezclaba igual con gentes de todo lugar y pelaje.
Sonja la hirkana, Fafnir el vanir, Zula el último de los darfari, Valeria de la Hermandad Roja, Palantides de Aquilonia, Trocero de Poitain, Belit de Shem, Nagora el kushita, Isparana… son sólo algunos de los muchos compañeros de aventuras que desfilaron ante mis ojos en las historias escritas por R. E. Howard y reescritas por Roy Thomas.
Todo un clásico. |
De ahí que al ver cómo en algunas producciones actuales en busca de inclusividad vistan a actores que no casan con la imagen que espero ver para representar determinados papeles me deje frío.
Es más, me recuerda a aquellos misioneros de la época de las exploraciones (actitud heredada de tiempos anteriores y que no tiene visos de desaparecer) que llegaban e imponían su religión, sus ropas y su idioma a cambio de ser aceptados en la nueva cultura dominante.
Algunos me dirán que si defiendo el mensaje del "salvador blanco". Esa es otra cuestión. Estamos interpretando obras pretéritas desde sensibilidades actuales y eso no es buena idea.
Walter Scott dejó dicho que a la hora de enganchar al lector había que tratar de proporcionarle personajes a los que pudiera entender e incluso sentirse identificado.
De ahí que, para mí desconcierto, cuando leí su Rob Roy me esperaba encontrar algo más del estilo de la película protagonizada por Liam Neeson y no al hijo de un comerciante al que su padre sorprendió escribiendo poesía.
O que el William Wallace de Mel Gibson sea un hombre del renacimiento con ideas democráticas. Nada de desollar ingleses para hacer un tambor...
O que el Cato de Simón Scarrow sea una rata de biblioteca hijo de un liberto imperial.
O que ahora sea la britana Albia, la hija adoptiva adolescente de Falco y Elena, la protagonista de las novelas de Lindsay Davis ambientadas en la Roma de los Flavios.
O que el protagonista del fantástico thriller manga seinen "Monster" sea un médico japonés en la Alemania recién unificada. Lo mismo para "Captain Tsubasa" ("Oliver y Benji" o "Campeones") y sus temporadas en las ligas europeas, en los mundiales…
No es una conspiración supremacista, es simplemente una estrategia para llegar a un público objetivo. Otra cosa es que algunas cabezas pensantes hayan creído que podían pescar en nuevos caladeros sin perder la audiencia anterior. O que inversores y creativos hayan enviado mensajes contradictorios que terminan erosionando los proyectos que sacan adelante.
Explico cómo lo veo desde mi rincón del mundo. Los inversores buscan franquicias asentadas con aficionados dispuestos a gastarse el dinero en sus productos, pues su objetivo es rentabilizar su inversión y ganar más dinero. En cambio, los creativos quieren desarrollar sus propios temas e intereses, en ocasiones sin atenerse al material previo. Lógico que en el proceso pierdan a quienes sienten más apego por las versiones anteriores.
Yo mismo me encuentro a un lado y a otro de la audiencia. He leído mucho Marvel y poco DC. Así que las adaptaciones audiovisuales de los unos, conforme desarrollaban una identidad propia, me han ido perdiendo. Mientras que las de los otros no me afectan sus vaivenes y las veo de todos modos. Lo mismo con las series que están adaptando a Tolkien y Jordan. Al uno lo he leído intensivamente. Al otro no. Eran muchos libros y estaban editados en tapa dura. Ni el tiempo, ni el dinero daban para todo. De manera que veo ambas adaptaciones con diferentes sentimientos.
Mención especial merecen esas series que comienzan como libros infantiles y en cada entrega los personajes van creciendo al ritmo de sus lectores. Estoy pensando en "Los Cinco" de Enid Blyton y en Harry Potter. En estos casos la fidelidad del lector es para toda la vida.
Lo que me lleva de vuelta sobre otro tema sensible: La visibilización de los colectivos LGTBI. A mi la serie de Xena, y la de Hércules ya de paso, no me gustaron y no las he visto. En aquel entonces esas reinterpretaciones de temas clásicos me desagradaban. Lo mismo para la película de Brat Pitt sobre Troya cuando no sigue la historia. "Los 300" en cambio me la tomé como algo que ocurrió en otra dimensión, o en un planeta muy, muy lejano, y la disfruté mucho más.
"Torchwood" la vi antes que "Doctor Who". Al personaje del capitán Jack Harkness ya lo conocéis, lo mismo que a Xena y a Gabriel. Pues ese enfoque de las temporadas del Doctor de D. Tennant es el que intento seguir en lo que a dichas realidades respecta. Lo considero un elemento adjetivo de la narración y no incido mucho más.
De hecho, en la serie de Pallanthia hay varios personajes que considero integrantes de dicho colectivo y lo escribí en el 2004. Lo mismo que en "La Isla de los Cangrejos" hay otras dos parejas que lo son.
Pero nuevamente, para mí es algo accesorio. No pretendo romantizar una relación asimétrica como en "Memorias de Adriano", ni dedicarle la atención que Posteguillo le concedió en las novelas de Trajano. Mi perspectiva de este tema se acerca más al de la "Anábasis" de Jenofonte. En ella se mencionan dos casos de mercenarios que mantienen relaciones con su porteador. Cuando en su retirada por territorio hostil comienzan a racionar las provisiones, sólo hay para los amos. Así, el uno expulsa inmediatamente a su esclavo del campamento. En cambio, el otro las comparte y cuando están marchando en pleno invierno por las montañas se desvive por alimentar y salvar a su porteador. No es mi intención ni demonizar, ni idealizar a dicho colectivo.
Belit, Sonja y Valeria según una IA |
Luego está el otro caballo de batalla de nuestros días. Me dice un lector que entre mis personajes femeninos "no hay ni un ángel, son todas unas cabronas con tirantes". Bueno aquí son varios los factores a tener en cuenta. Tal vez el principal sea que empecé a repartir pan casa por casa con cinco años acompañando a mi madre en su trabajo y la mayoría eran clientas. Es decir, la mujer como fuente de autoridad es algo que asumí de muy niño. También está el hecho de que me crio mi abuela. A la que los unos dejaron viuda durante la postguerra, después de que los otros acabaran con sus padres durante la guerra. Hasta su muerte fue un pilar en mi vida.
En la India tienen un dicho: "Cuando los elefantes pelean, es la hierba la que termina aplastada". |
Luego están las Belit, Red Sonja, Valeria, Milady, Eowyn, Galadriel, Luthien, Sue Storm, Janet Van Dyne, Mística, Ororo Munroe, Amora, Sif, Kagome, Bulma, C18, Deelit, Pirotess, Kitiara, Ripley… no tengo la sensación de haber estado a falta de referentes femeninos fuertes. De hecho, en su momento me planteé abrir una librería especializada y llamarla Zenobia, tanto por la reina de Palmira, como por la reina de Aquilonia. Pero dado los hábitos de consumo de los aficionados locales no me pareció viable y desistí.
De todos modos, con todo esto no pretendo convencer a nadie, ni posicionarme a un lado u a otro de la trinchera que siento que quieren cavar en nuestras cabezas. Sólo pretendo expresar cómo lo veo a resultas de mis lecturas y experiencias previas.
"Kingdom Come" de DC. Si sustituimos a los superhumanos por las IAs el problema de fondo sigue siendo el mismo. |
Y ya que estoy voy a terminar de enfangarme metiéndome en otro jardín: el de las IAs en el ámbito creativo.
Lo primero, suscribo lo leído por la red: "Este no es el futuro que me habían prometido. Los robots pintando y escribiendo poesía y los humanos doblando el espinazo". Bueno, en realidad se aleja de "La Cultura" de Ian Banks y se acerca al "Hyperion" de Dan Simmons.
El caso es que comprendo el rechazo que suscita su uso en todos aquellos que aspiran a las actividades profesionales afectadas.
Es la… ¿quinta revolución industrial?. La cuarta fue la de la automatización, digitalización y deslocalización de actividades y servicios y ha dado como resultado un panorama que se parece cada vez más a "Elysium" o a "Alita". Una mierda, vamos.
En mi caso, trabajo de panadero y me dedico a esto otro para, como cantaba Sabina, "no cortarme de un tajo las venas". Además arrastro una discapacidad visual grave que me impide disfrutar jugando al ordenador o con el cine en 3D, entre otras cosas. Y recientemente he añadido artrosis en las articulaciones a la lista de mataduras, de manera que montar y pintar miniaturas se ha vuelto una tortura.
Así que sí. Me apoyo cada vez más en aplicaciones de IAs para generar ilustraciones para el blog y mis redes sociales. Me declaro culpable.
Y para terminar con un toque más ligero, pasamos a otra cosa que me preguntan a menudo : ¿Por qué Ital?
La primera intuición es pensar que fue por el año Erasmus en Italia. Pero no. Es anterior. De cuando estaba en la secundaria y en el grupo de las partidas de rol hubo un grupo de jugadores que protestaron porque los directores de juego no les teníamos en cuenta lo suficiente.
De mi enfado de entonces surgió "Incompetentes, tarados y levantiscos". Aunque, como casi todas las desavenencias a esa edad, no fue a mayores. Además cada grupo tenía su parte de razón.
Poco más tarde descubrimos de la mano de la editorial Planeta el Bastard de Hagiwara, después llegó el Berserk de Miura, y pasó a ser el acrónimo de "Intriga, traición, ambición y lujuria". Pura testosterona noventera con todos aquellos antihéroes y versiones oscuras de los personajes clásicos que inundaron la cultura de entretenimiento audiovisual. Mucho de aquello lo encontráis en "El Manto de la Noche" y siguientes. Después ya no tanto. Ahora me satisface más el tono de Reinos Olvidados o de InuYasha.
Luego de Ital salieron "esto está al norte": Itnor y "esto está al sur": Alrus. Ánsata vino más tarde. Fue cosa de unas partidas y le puso nombre el jugador que lo descubrió.
En cuanto a la Itarca, pues es "el arca de Ital" en tanto que tiene el objetivo de preservar su memoria. En tanto que Isfegar sale de mi nombre y apellidos.
Todas ellas ideas sencillas para facilitar la memorización.
Y esto es todo por hoy. Os dejo con los Blind Guardian y su "And the Story Ends":
Ante todo no dejéis que los hombres grises de "Momo" os atrapen.
No dejéis de soñar.
Nos leemos.
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