(Spoiler Alert) "Tres Estaciones en el Nilo" de Claudio Rossi


Hola a todos de nuevo.

Este libro lo leí en diciembre (después del empacho con los vikingos de Abercrombie y Gwynne), pero me pareció mejor presentaros primero a Marco Didio Falco antes de hablaros del médico Suetonio.


De este autor me había llegado publicidad de otro de sus libros: “El Oro de Palmira”. Nada sorprendente, el algoritmo, que todo lo ve, sabe de mi interés por la reina Zenobia (la histórica y la de Aquilonia por igual). Pero no fue hasta que me apareció disponible con la suscripción de Amazon que me descargué el primer libro de esta serie.


Iba a hacer un copia y pega de la sinopsis en la pagina de Amazon, pero he visto varias cosas y he preferido sacar una captura de pantalla:



Aún así la perspectiva de leer las aventuras de un médico caído en desgracia metido a informante en la cosmopolita y bulliciosa Alejandría en tiempos de Trajano me sedujo de inmediato. Ni me lo envuelvas que me lo voy leyendo, eso pensé.

Pero no es exactamente así. Al menos este primer libro. En esta novela Claudio Rossi nos narra precisamente la caída en desgracia de Suetonio.

Al principio, el protagonista, casado y con un hijo, disfruta de una posición acomodada, pero sin prestigio, como médico de una de las legiones destinadas en el Egipto romano. Frustrado al ver que su carrera no avanza, se le presenta la oportunidad de congraciarse con un ambicioso patrón. Tan sólo tiene que hacerle un pequeño favor. Provocarle una indisposición a uno de sus rivales políticos de manera que se tenga que ausentar durante la visita a las legiones del gobernador provincial…

Exacto, lo habéis adivinado: la “indisposición” termina siendo permanente; más todavía: mortal. De manera que a Suetonio no le queda otra que salir con lo puesto y darse a la fuga. Se pasó de listo y se la han jugado. A partir de aquí vivirá mil y un peripecias, Nilo arriba, Nilo abajo, en compañía de un deslenguado y perezoso nativo del lugar mientras intenta lo primero, más que limpiar su nombre y recuperar a su familia (a la que a fuer de ser sincero nunca olvida), sobrevivir a las consecuencias de haberse dejado enredar en las conjuras de los poderosos y escapar de las autoridades.

A lo largo de la novela, está dispar pareja de Quijote (por atesorar el conocimiento libresco) y Sancho Panza (por disponer del saber pragmático de la calle) darán el esquinazo a unos y otros, viéndose arrinconados en más de una ocasión, hasta conseguir desenmascarar a los conjuradores y tomar cumplida venganza del brutal e incansable centurión que no deja de atormentarlos desde el primer instante.

He de reconocer que me esperaba otro tipo de novela y no un “Perseguido en el Egipto Romano”, pero me gustaron mucho los cambios de escenario a lo largo de la historia, la descripción de la vida y costumbres de las poblaciones ribereñas, el contraste entre grecolatinos y egipcios o entre lo rural y lo urbano. Se puede decir que el autor busca presentarnos por igual a los personajes y al escenario geográfico y social de los siguientes libros (que tengo pendientes pero no descarto leer en algún momento).

No puedo despedirme de vosotros sin mencionar al anciano embalsamador judío amigo de Suetonio, sin lugar a dudas el personaje que más me gustó de todo el libro.

Resumiendo, me ha parecido una novela un tanto irregular, pero que cumple con creces a la hora de sentar las bases de unos libros ambientados en las provincias orientales del Imperio Romano. Escenario este que he disfrutado poco.

Y esto es todo por hoy. Os dejo en compañía de los Blackmore’s Night y su versión del clásico “The Temple of The King”:



Nos leemos.


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