(Spoiler Alert) Las Sombras de Thule.

Salud compañeros.


Hoy comparto con vosotros qué me ha parecido el cómic “Las Sombras de Thule”. Aviso que esta entrada incide en elementos fundamentales de la trama y su fuente de origen. Seguid leyendo bajo vuestra responsabilidad.


Ambientado en las Islas Británicas, este álbum se nutre del rico imaginario legado por las numerosas culturas que han recabado en ese tumultuoso rincón del mapa europeo.


Partiendo de esta base, a lo largo de sus páginas asistiremos al choque de voluntades entre los enemigos y los defensores de Roma. Al menos hasta que descubran que no son más que comida para una amenaza común.

Vaya por delante que este es un comic de bárbaros. Su influencia principal es la obra de Robert E. Howard y en ningún momento lo oculta. De hecho es su principal reclamo. Y su personaje principal no es otro que el rey de los pictos. Aunque esta vez no se llama Bran Mak Morn los ecos de las historias del ciclo céltico escritas por el tejano durante el siglo pasado están presentes a plena vista.



Así vemos el tema recurrente de la degeneración genética del pueblo picto, unido a la práctica del cambio de bebés propio de las leyendas de duendes. Lo mismo que encontramos la idea del pago en carne por parte del rey para obtener la magia/conocimiento que le permita proteger a su pueblo. O presenciamos el regreso desde el pasado de los héroes de antaño para librar una batalla desesperada.

Del mismo modo, también adapta a su narrativa el tema del reino sumergido más allá de las Islas Británicas y los más que evocadores restos megalíticos que se encuentran en ellas. Eso sí, el germen de esta historia la encontramos en uno de los relatos de Bob "Dos Pistolas" vinculados a los Mitos de Cthulhu: La Piedra Negra.


Ahora bien, el guionista toma todas estas ideas pero las desarrolla a su gusto y conveniencia para hilar una historia con un enfoque más acorde con inquietudes y sensibilidades de nuestro siglo. No es un Roy Thomas o un Kurt Busiek adaptando con toda la fidelidad posible el material dejado por Robert E. Howard. Es una historia propia que rinde homenaje a las anteriores.


En cuanto al dibujo, lo primero a destacar es la versatilidad del artista. En la mayoría de las páginas se me antoja sobre todo funcional. Tal vez debido al color empleado me recuerda a esa maravilla de Primal. En especial el momento de furia céltica del rey picto que tiene toda la brutal expresividad de la serie mencionada.



No obstante, hay páginas dobles que destacan y en algún caso me dejaron boquiabierto por el despliegue artístico o por su composición. Ya fuera por un lirismo y representación del cuerpo femenino propios de un Frazzeta o Maroto. Ya fuese por el detallismo barroco de un Duero o la brutal expresividad de un Goya.



Es cierto que en conjunto no tiene el aire monumental de un Buscema entintado por Alcalá, pero cumple con creces y sabe capturar la atmósfera correcta en cada momento de la historia.


En resumen, estas sombras de Thule me han parecido todo un hallazgo y considero su lectura muy recomendable para los aficionados a la espada y brujería.


Antes de despedirme, permitidme un apunte, una intuición un poco pillada por los pelos: La bruja Idomea me suena a los idomeos, que eran el pueblo de origen del rey Herodes…  ¿Será una referencia velada a Salomé? Os dejo la pregunta en el aire acompañada de la “Salomé” de Xandria.



Nos leemos.

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