(Charlas con los Lectores) Socartes, o casi.

 Hola a todos.

Pues nada, la historia del amigo Tudorache ya está en formato físico para que pueda atormentar a familiares, amigos y conocidos XD


Sinopsis:


“Impelido por un juramento de penitencia, Tudorache el Descarriado recorre el mundo de Ital prestando su fuerza a los inocentes que carecen de poder para defenderse por sí mismos.


Cansado de vagar durante sus largos peregrinajes, se encamina de regreso a Esgembrer, su hogar. Sin embargo, el recuerdo de sus últimas aventuras le persigue. Pese a sus fatigas y desvelos, siempre hay alguien que está más allá de la salvación.


No obstante, después de todo lo vivido, ni él, ni su tierra de origen son los mismos. Lejos del solaz y descanso deseado, el caballero negro de los Marjales debe encontrar respuesta a los nuevos desafíos que le salen al paso.


Adelante viajero. Ponte cómodo y descansa los pies inquietos. Deja que tu mente te transporte a otro tiempo y lugar. Allí donde la mano del hombre todavía no ejercía su dominio sobre la naturaleza y los milagros aún eran posibles.”


Ahí está, una historia donde las víctimas inocentes no lo son tanto y nos debería hacer pensar sobre cuál es la estrategia evolutiva correcta: si adaptarnos nosotros al medio que nos rodea, o transformarlo a nuestra conveniencia.


Vaya por delante que en medio del proyecto he tenido serías dudas sobre terminarlo o no. Es sin lugar a dudas lo más cántabro que he escrito.


Está la geografía (Bárcena/Barzas de Yuso y de Suso/de Arriba y de Abajo, Mataporquera/Matapuercos, el río Terrible/Valderredible/valle del río terrible, la meseta palentina/pallanthia…). Está la arquitectura militar y las torres defensivas abandonadas. Están las albarcas y los rabeles, la importancia de la familia extensa con primos y tíos, los apodos que abarcan familias enteras, la tienda bar del pueblo, los acebos y sus infusiones, el cocido, las quesadas… me he quedado a gusto, sí.


De hecho, mis dudas acerca de lo que estaba escribiendo nacen de esto mismo. No dejaba de recordar “La Voz de los Muertos”, la segunda novela de Ender, y el culebrón que era la vida de los científicos destacados en la colonia para estudiar a los habitantes originales del planeta. Que sí, que luego que se desvelan las incomprensiones sobre su cultura y el ciclo vital de las diferentes formas de vida del planeta me dejó boquiabierto por lo bien pensado, pero para llegar a esa parte tela.


Por supuesto, hay elementos que no se corresponden con mi región, los olivos es lo más llamativo. Eso lo he tomado prestado de Galicia. Por lo visto hubo olivares hasta la Edad Moderna. El famoso Conde-duque, valido de Felipe IV, abusó de su posición y los prohibió. Además, eso de talar los árboles en plan tierra quemada, tipo los británicos en el Afganistán del siglo XIX con su “Army of Doom”, entre muchos otros a lo largo de la historia, me ha parecido siempre una maldad propia de cobardes. Así, está novela corta se suma al paradigma clásico del género fantástico según el cual, elfos y enanos han alcanzado el equilibrio entre naturaleza y civilización; los orcos lo consumen todo a su paso; y los humanos, con potencial tanto para lo uno como para lo otro, andan por el medio.


Otro tema que abordo es el de los tira y afloja entre campo y ciudad. Desde mi punto de vista, el mundo urbano no puede existir sin un mundo rural que lo alimente. Ahora bien, las presiones que ejerce la ciudad con sus demandas pueden llevar al campo a sobreexplotar los recursos que hacen posible su modo de vida. Eso lleva a reflexionar sobre las ventajas y los riesgos de la especialización y el monocultivo frente a la diversificación y los suyos. Pero claro, en Ital, igual que en el mundo de Bárbol o en el de Geralt de Rivia, los árboles pueden devolver los golpes y defenderse.


La referencia es obligada, pues mi paladín se ve obligado a mediar entre un mundo humano y un mundo mágico que han perdido el equilibrio y entrado en rumbo de colisión. También admito que llegó un momento en que me sentía igual que Tudorache con el tono mundano de la historia y me moría de ganas de dar rienda suelta a lo que llevaba dentro. Lo cual acabé haciendo de forma explosiva.


Después está el romance con Lorena. Hay un poco de “Raíces Profundas” ahí. El pistolero que llega al pueblo, la mujer que lucha sola por salir adelante, dos hojas arrastradas por el viento del azar… No sé qué os parecerá. He intentado no caer en la toxicidad presente en otras de mis historias. Vosotros me diréis si lo he logrado.


Tampoco dejo de lado temas recurrentes en mí, tales como la alteridad y el desarraigo, que asoman algunos momentos. Pero en esta historia predomina la capacidad de reinventarse de las poblaciones humanas con tal de sobreponerse a las dificultades.


Los capítulos finales los dedico a enlazar la novela con las dos anteriores entregas de “Caminos Separados” por medio del personaje del joven Martín y su relación con Uriah y Adrastos. Si contraponéis estas últimas páginas con las de la Tuerta y Berenice en "La Batalla de los Marjales" ya os podéis imaginar la que estoy preparando.


Hasta la fecha, “La Amenaza bajo Esgembrer” queda con el tono aventurero de un episodio IV de Starwars. “La Batalla de los Marjales” deja con el amargo sabor de boca de los episodios III o V. Y en “El Caballero Negro y El Corazón del Bosque” intento transmitir la idea de que “hay bien en este mundo y merece la pena luchar por él”.


Tal y como pintan las noticias del telediario el cuerpo me pide escribir más historias del tipo de esta última. 


Os dejo con uno de esos temas con los que los Manowar consiguen llegarme a la patata:


Nos leemos.


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