(Píldoras Literarias) "Mutagénesis Convergente" de Juan Antonio Jiménez.
Hola de nuevo.
El caso es que la siguiente entrega del viaje de Sebas está en proceso, pero antes quiero compartir con vosotros una de mis lecturas recientes: “Mutagénesis Convergente” de Juan Antonio Jiménez.
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En ella, su autor nos ofrece una historia de ciencia ficción en un horizonte temporal cercano. La población de nuestro planeta ha conseguido mejorar sus condiciones de vida de forma notable gracias a un empleo de su intelecto y tecnología más coherente con los valores morales que muchas veces predicamos, pero no practicamos.
Así pues, la esperanza de vida se ha duplicado, al tiempo que la fertilidad se ha reducido. Trabajos que antaño suponían riesgos y penurias se han automatizado. El tiempo y el coste energético del transporte de humanos y mercancías se ha reducido. Hay iniciativas en marcha que buscan sanar las heridas causadas al medio ambiente en etapas tecnológicas previas…
De manera que, en coherencia con las ideas de la pirámide de Maslow, hay quienes han vuelto su mirada a objetivos más elevados con el fin de ser recordados: la exploración espacial.
Como veis, para variar, no se trata de una obra perteneciente a mis géneros de cabecera: histórico, fantástico o similares. Además, el enfoque del autor incide en los aspectos positivos de la naturaleza humana.
Por supuesto habrá quien obstaculice los proyectos de la familia Echegaray/Atreides y de los valiosos activos de que se han rodeado. De hecho, igual que en partes de los libros de "Dune" o de Miles Vorkosigan, los protagonistas son las personas que comparten los ideales de la familia Echegaray y con cuyas habilidades los hacen posibles.
Eso sí, esta vez no esperéis batallas galácticas más allá de la Nebulosa de Orión. Sabotajes, extorsiones, presiones mediáticas y rompecabezas, eso sí que lo vais a encontrar. Aunque el futuro posible que se nos describe es luminoso, los humanos siguen conservando su ración de egoísmo y de miedo al cambio.
Todo ello sazonado con explicaciones razonablemente sencillas de las tecnologías planteadas que no saturan al lector poco versado en los avances expuestos. Con unos personajes principales a los que casi llegamos a conocer igual, o más, de lo que conocimos a nuestros amigos de tiempos estudiantiles. Y una estructura de capítulos cortos con una idea central a transmitir en cada uno de ellos que facilita su comprensión y agiliza la lectura.
Ha sido pues una lectura placentera que me ha recordado a “En caída libre” de Lois McMaster Bujold, tanto por el tono antropológicamente optimista, como por tocar el tema de la exploración espacial desde una doble vertiente: tecnológica y biológica. También atesora la virtud de dar pie a futuras historias. Sus protagonistas, pese a los obstáculos que se les plantean, dan los primeros pasos en dirección al futuro de la humanidad fuera de nuestro planeta. Las respuestas a los interrogantes que buscan y las nuevas preguntas que encuentran en su camino bien merecen más novelas como esta.
Me ha parecido una lectura reconfortante, un bálsamo para este presente, que considero distópico, en el que vivimos. Pensándolo bien, casi me atrevo a decir que, en un panorama cultural donde abundan los personajes de moralidad gris y parece que hemos dado la espalda a los modelos que nos hacen quedar mal por comparación, es una obra necesaria. Citando a Kirito, el protagonista del anime “Sword Art Online”:
”—Lo que hacemos en los juegos es importante puesto que influye en cómo nos comportamos en el mundo real.”
Como apunte personal, yo hubiera concedido más páginas a los opositores de los Echegaray. Tal vez en una obra futura se topen con unos Lannister a su altura.
Esto es todo por hoy. Os dejo con el guiño a la ciencia ficción de otra época cantado por M-Clan:
Nos leemos.
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