(Píldoras Literarias) La Sombra de los Dioses de John Gwynne
Hola a todos.
Aquí vuelvo un día más con mis impresiones sobre una novela con, sorpresa, sorpresa, más vikingos. Esta vez es la primera entrega de la serie “Hermanos de Sangre” de John Gwynne. Por puro capricho, o desafío personal, o masoquismo, o las tres cosas al tiempo, me la estoy leyendo en versión original. Tres son también los libros que la componen: “La Sombra de los Dioses”, “El Hambre de los Dioses” y su última entrega “La Furia de los Dioses”, la cual será publicada en noviembre.
En esta iteración del mundo de las sagas nórdicas, el autor ha optado por reinterpretar la mitología escandinava y dar un barniz más primitivo a las historias de fondo. Así, los dioses se nos presentan bajo formas animales, totémicas, aunque siguen siendo fácilmente reconocibles. El padre de todos aquí era la serpiente, mientras que sus hijos, enfrentados entre sí son el águila y el dragón, engañados ambos por la rata para provocar el crepúsculo de los dioses.
Pues aquí el ragnarok se ha cebado en los dioses y los humanos supervivientes usan sus huesos como reliquias. Humanos que, desengañados por la devastación provocada por los dioses muertos, persiguen y cazan a quienes llevan su sangre. A los descendientes del oso y el lobo, feroces guerreros cambiantes, muerdescudos, su ira bestial fuente de fuerza sobrehumana, a los del águila y la serpiente, brujos de poder innato e incontrolable, y a muchos otros, con conocimientos robados y/o aprendidos con esfuerzo los señores de la guerra, nobles, magos y aspirantes a reyes esclavizan para su beneficio.
Todo ello en un entorno brutal e inmisericorde. Pocos actos de compasión encontraréis en este libro. Y los que hay son fruto de reacciones irreflexivas más que otra cosa. No es tanto el cinismo y el frío cálculo de Abercrombie lo que mueve a la espiral de violencia que se presenta ante nosotros, sino el “lobo para el hombre”. Este mundo está cincelado a imagen de las palabras del padre de Conan en la película de J. Milius.
Entre el hambre, la pobreza, la desigualdad entre guerreros y no, los vaesen (trolls y cosas peores), las bandas de saqueadores fuera de la ley, las disputas entre reyezuelos… Aquí si dudas mueres, repite insistentemente una de las protagonistas. En las novelas sobre Uhtred de Bebbanburg escritas por B. Cornwell le dan mucho más valor a la vida humana. La comparación es obligada, pues cuando chocan los muros de escudos algunos párrafos tienen su mismo estilo con toda su épica y crudo realismo. En serio, hay momentos en que parece un servidor PvP. Entrar y matarlos a todos menos a uno parece ser el único plan de uno de los personajes. Hasta se lo recriminan sus compañeros.
En cuanto a los personajes, son tres los principales. Cada capítulo lleva el nombre de uno de ellos, así nos situamos bien. Para que asimilemos poco a poco la información sobre este mundo particular, empiezan desde los márgenes de la sociedad:
Una familia de cazadores que viven en su granja al borde de la civilización, con un pueblo cercano cuya jarl se mantiene al margen de las luchas de poder regionales.
Un esclavo fugado que busca vengar la muerte de su hermana.
Una guerrera miembro de una banda de mercenarios cazadores de vaesen que empieza a despuntar.
A partir de aquí todo se complica para ellos. Hay una serie de movimientos de fondo que sacuden sus vidas y la espiral de violencia no deja de coger velocidad. Ahora bien, esa manera de saltar de la historia de un personaje a otro, que tan útil resulta para que conozcamos el mundo diseñado por el autor, también nos corta un poco el rollo. A mi me gustaba mucho la parte del esclavo fugado y algo menos la de la familia. La de la guerrera mercenaria me dejaba un tanto indiferente (como personaje no me caló) hasta que la cosa se puso épica.
Eso sí, hay párrafos que me dan pura envidia por como están escritos. La prosa es envolvente, por momentos parece que estás allí, bajo la nieve, sudando bajo el peso de la cota de malla, hecho mierda después de remar y remar, con la adrenalina a mil viendo venir esa hoja afilada ir directa a tu cara… Además, no sé cómo lo habrán resuelto en la traducción española, pero el autor no se priva a la hora de utilizar términos salidos de las sagas escandinavas y fuentes cercanas para terminar de darle a su obra el toque justo que busca. Aunque esto no nos debe sorprender pues resulta que forma parte de grupos de recreación histórica de temática vikinga.
Ahora la pregunta es ¿Descanso del tema o voy por el segundo antes de que publiquen el tercero? En lo que me lo pienso os dejo con los Manegarm y su “Vargstenen”:
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